Cuidado de sí

El  “cuidado del alma” es uno de los fundamentos del arte de vivir. "Cuidar de uno mismo", “aplicarse a uno mismo”,  es un tema antiguo en la cultura griega que apareció pronto como un imperativo difundido entre doctri­nas diferentes.

Sócrates consagró el tema y la filosofía posterior lo situó en el corazón de ese "arte de la existencia":
 
"Mi buen amigo, …, no te avergüenzas de preocuparte de cómo tendrás las mayores riquezas y la mayor fama y los mayores honores, y, en cambio no te preocupas ni te interesas por la inteligencia, la verdad y por cómo tu alma va a ser lo mejor posible?" Platón, Apología de Sócrates, 29c-30c.

Son múltiples las razones que nos ofrecen los clásicos grecolatinos para cuidar el alma: es camino de felicidad, es parte de un perfeccionamiento al que estamos llamados, es asemejable al cuidado del cuerpo (ejercicio y salud), es un precepto ("aquellos que quieran salvarse deben vivir cuidándose sin cesar", Zenón) y es un privilegio-deber, don-obligación (el hombre debe velar por sí mismo porque dios ha querido que pueda usar libremente de sí mismo y para ese fin lo ha dotado de razón: nos ha sido dada la posibilidad y el deber de ocupamos de nosotros mismos)

"Todos los hombres tienen el deseo de llevar la mejor vida y saben que no hay otro órgano de la vida sino el alma ... ; sin embargo no la cultivan y no obstante quien ... quiere ser ágil en la ca­rrera cuida los pies que sirven para la carrera ...  Eso todos los hombres lo ven claramente y sin dificultad; de modo que no me canso de preguntar con asombro por qué no perfeccionan también su alma con la ayuda de la razón”  Apuleyo, Del dios de Sócrates, XXXI, 167-168.

Todos estamos llamados al "cultivo de si" y este celo no está reservado a los filósofos. Es un principio válido para todos, todo el tiempo y durante toda la vida como nos indica Apuleyo que afirma se puede sin vergüenza ni deshonra ignorar las reglas que permiten pintar y tocar la cítara; pero saber "perfeccionar la propia alma con ayuda de la razón" es una regla "igualmente necesaria para to­dos los hombres".

Y no hay edad para empezar ocuparse de uno mismo y nunca es tarde como nos recuerda Epicuro:

"Que nadie, siendo jo­ven, tarde en filosofar, ni siendo viejo se canse de la filosofía. Pues no es para nadie ni demasiado pronto ni demasiado tarde para asegurar la salud del alma". "No es nunca ni demasiado pronto ni demasiado tarde para ocuparse de la propia alma" 

"Aquel que dice que el tiempo de filosofar no ha llegado todavía o que ha pasado ya es semejante a aquel que dice que el tiempo de la felicidad no ha llegado todavía o que ya no existe. De tal suerte que deben filo­sofar el joven y el viejo, éste para que al envejecer sea joven en bienes…, aquél para que, siendo joven, sea al mismo tiempo un anciano por su ausencia de temor al porvenir". Epicuro, Carta a Meneceo, 122

En definitiva, aprender a vivir es una tarea para toda la vida que pasa por un ejercicio permanente de cuidado de sí que es bueno empezar pronto e importante no abandonar.

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